Muchas de vosotras me comentáis siempre que envidiáis ese estado zen que conseguí alcanzar con el tiempo. Es complicado saber cuando uno está preparado para poder alcanzarlo. De hecho, en este camino de la infertilidad es casi imposible que se pueda alcanzar ese estado sobre todo en los primeros pasos (tiempos) del largo camino de la infertilidad. Y todo eso, esa desazón, ese no poder quitarte la cabeza el "temita", ese no estar del todo a gusto porque no consigues lo que quieres, es perfectamente normal. Personalmente, creo que forma parte del proceso. Al menos esa es mi experiencia.
Al principio todos nos agobiamos, nos preocupamos y lo único que queremos es avanzar en el camino y dejar atrás la infertilidad cuanto antes. Algunas lo consiguen antes, otras hemos tenido que andar un poco más, y otras (para que engañarnos) no lo terminan de conseguir aun con todos los avances médicos disponibles, ya sea por razones médicas, o porque tiran la toalla al no poder seguir en la lucha más tiempo.
Yo pasé por muchas fases, pero en los últimos años, aprendí a vivir con la infertilidad, a llevarla lo mejor posible, (dentro de las circunstancias), y aprendí a disfrutar de las cosas que sí tenía en la vida. Quizás no tendría hijos nunca, pero no pensaba hacerme cada vez más pequeñita por eso, y decidí continuar mi vida, sin dejar de intentarlo, pero tampoco centrando mi vida en ese único pensamiento.
Todo eso formó parte de un proceso, de asimilación y aceptación del problema, y cada persona tiene que encontrar su momento para dar ese paso y poder seguir avanzando. No es fácil, y dudo que nadie pueda alcanzar ese estado al principio del camino, pero ojalá este equivocada y sea mucho más fácil para los demás cambiar el chip.
Hoy os cuento, algunas de las cosas que a día de hoy (aunque ya me ayudaban cuando no estaba embarazada), me ayudan a mantener (antes, alcanzar) el estado zen. Pequeñas cosas sin importancia, que me hacen ilusión, o que me hacen sentirme feliz, disfrutando de los pequeños detalles.
Cada una tendrá que buscar que cosas le hacen a ella feliz, no es una lista universal, sino más bien personal, pero hoy os cuento alguno de esos pequeños placeres cotidianos que me ayudan en mi estado zen. La que quiera, ¡que se copie! jeje.
- Ver a mi perro desenvolver sus regalos de Reyes. (Si, si, llamarme friki y todo lo que queráis, pero ver la cara de Unai desenvolviendo los regalos y lo feliz que está jugando con algún juguete nuevo, me pone una sonrisa en la cara que me dura un buen rato). Obviamente, la gente a la que no le gusten los animales no lo entenderá, pero esta es mi lista personal, y a mi, si me hace particularmente feliz.
- Ver como cae en la calle el diluvio universal mientras tu estas en casa, tomando un té pakistaní con leche y leyendo un buen libro.
- Cocinar algo rico para T, y ver como se le ilumina la cara como si fuera un niño al probar un bizcocho con nueces recién horneado.
- Mirar como duerme Unai en su camita a los pies del sofá, escuchando su respiración y hasta oir cómo sueña y empieza a emitir sonidos como si estuviera jugando con Marta (su novia/PorAhoraSoloMejorAmiga).
- (En relación con la anterior) Mirar como encima del sofá donde está Unai a los pies, está T durmiendo como un angelito. Esa estampa siestera de perro y dueño me produce una sonrisa que no se me quita en todo el día. Es tan tierna...
- Desayunar en una terraza al solecito un día de fiesta mientras leemos el periódico, y después del desayuno pasear por las dunas de la playa (Zona libre), y ver como Unai disfruta más que un cochino en un charco haciendo la "croqueta" en la arena, y corriendo hasta que llega a la orilla del mar. (Eso si, después toca baño porque si no, deja la casa perdida de arena, jajaja).
- Y por supuesto, en estos últimos tiempos, idear e imaginar como será el bebé, como decoraré su habitación, a quién se parecerá... etc, etc. Aunque esto último se que no servirá a las que ahora están en la lucha, pero seguro que se alegrarán por mi.
P.D: Tenía alguna foto que ilustraba la entrada pero blogger no me deja subirlas...