domingo, 29 de abril de 2012

Escapada, gripe y agujetas


He estado un poco desaparecida pero es que esta semana he tenido un poco de todo, y no he dado a basto con nada.

El fin de semana estuvimos de escapada por un pueblo de montaña. Nos llevamos a Unai, y tengo que decir que para ser su primer viaje se ha portado estupendamente. Ha sido un fin de semana de reencuentros con viejos amigos, con amigos de los de toda la vida, de los de verdad. Así que imaginaos la ilusión que me hacía ese escapadita.

Hemos aprovechado para dar largos paseos por la montaña (lo que ha traído sus consecuencias) y para ponernos al día con los amigos a los que la distancia hace que no podamos ver con más frecuencia. ¿Que más se puede pedir? Unai ha enamorado a todos, y a nosotros nos ha sorprendido lo bien que se ha portado. No es que no se porte bien en casa, pero es que fuera se ha portado aún mejor. Los niños han disfrutado como indios con el, y el se ha comido todas las piñas que ha encontrado por el camino (le encantan las piñas!) Pero si le decíamos que la soltara, la soltaba a la primera, así que nos ha dejado como unos buenos educadores, y a el, como a un perro muy obediente, jajaja.

En contrapartida, el finde me dejó una gripe de la que he estado recuperandome durante casi toda la semana, y cuando he vuelto al trabajo... Ay, madre! la mesa no se veía de la cantidad de papeles que tenía encima! Pero bueno, al menos he tenido este finde para recuperar.

Como ya os he contado, estuvimos dando paseos por la montaña. Nos preparábamos nosotros, y le llevábamos al perro agua, y un recipiente plegable que descubrí el otro día en una tienda y que ha sido todo un descubrimiento. El domingo, durante el paseo, vimos que Unai andaba un poco cojo de las patas delanteras, pero solo al empezar a andar. De esas cosas que no estas muy segura, porque luego seguía andando y no se lo notábamos.

Como el lunes seguía igual, y le estuvimos mirando a ver si se había clavado algún pinchito, y no le vimos nada, lo acerqué al veterinario. Cuando lo miró, me descartó que fuera ningún pincho, ni ninguna fisura ni rotura (que era realmente lo que me asustaba) así que finalmente, tras mirarlo detenidamente, me dio el diagnostico: Probablemente era algo solo muscular. Me preguntó que habíamos hecho los días anteriores, y cuando se lo conté, fue claro: ¡¡Lo que tenía Unai eran AGUJETAS!! ¿Os lo podéis creer? ¿Un perro con agujetas? jajaja. Cuando me lo dijo, me entró la risa. Nosotros preocupados por si se había fisurado una pata o algo grave, y lo que tenía el "Señorito" son agujetas! Nunca pensé que un perro podía llegar a tener agujetas, la verdad, pero si lo piensas, tiene sentido. El no esta acostumbrado a esas palizas de monte, así que lo único que le faltó decirnos era "Anda que ¡ya os vale! ¡que paliza me habéis metido, que no me puedo ni mover!" jajaja

Cuando se lo conté a mi hermana le entró un ataque de risa, y me dijo que tenía el perro más pijo de toda la ciudad, jajaja. Creo que tiene razón.

¿Qué os parece? ¿Alguna ha tenido un perro con agujetas alguna vez?

martes, 17 de abril de 2012

Elucubraciones de un domingo desvelada




Domingo, 6 a.m. de la mañana. Me despierto al escuchar unas voces en la casa de al lado. Mi habitación linda justamente con la habitación de mis vecinos. Unos señores supermayores con los que no tengo mucho más trato que el típico "Buenos días", "Buenas tardes" o "Buenas noches" cuando me los he cruzado por el portal. Viven en otra escalera así que ni siquiera he mantenido con ellos la típica conversación de ascensor sobre el tiempo.

Empiezo a escuchar entre sueños unos quejidos de uno de mis vecinos, diciendo que se ahogaba, y llamando a la persona que los cuida. T duerme placidamente a mi lado, no se ha enterado de nada, y Unai ni os cuento, soñando como un bendito en su camita (mejor dicho camaza, dadas las dimensiones del perro).

Ya se sabe que las paredes de las casas, salvo que sean de piedra no son precisamente elementos que garanticen la privacidad, y aunque tengo que reconocer que en mi casa no se oye la conversación integra, con pelos y señales, si se oyen voces, aunque no se distinga lo que dicen. Me quedo intranquila al oír esas quejas, y abro las orejas, hasta comprobar que la persona que cuida a estos vecinos acude en su auxilio. La verdad es que no sabía muy bien que hacer, si no hubiera comprobado que el anciano estaba atendido creo que me habría presentado en su puerta, pero claro, igual no me hubiera podido ni abrir la puerta. 

El episodio me deja desvelada, y pensativa. Me dio pena escuchar aquellos quejidos. Me planteé que pasará cuando llegara a esa edad y... me dio algo de miedo.  

Alguna vez alguna persona me ha comentado que se dieron cuenta de que querían ser padres cuando se imaginaron de mayores. Se imaginaban rodeados de hijos en sus últimos tiempos, y eso (decían) les permitió darse cuenta que querían tener hijos. Yo sin embargo, hasta ahora, me había imaginado mi vejez junto a T. No por nada sino porque con independencia de tener hijos o no tenerlos, los hijos luego tendrán sus familias y sus obligaciones, incluso simplemente, con que se vayan a vivir a otro país, ya no podrían ocuparse de los padres. Así que no creo que el tener hijos asegure tener una atención o un cuidado por parte de los hijos. Además yo siempre he dicho que no me gustaría molestar a nadie, que estaría más feliz en una residencia antes que ser una carga para los hijos, por mucho que te quieran, que eso no se duda. 

El caso es que en esta incertidumbre sobre si tendré o no tendré finalmente hijos, lo del otro día me hizo replantearme mis pensamientos respecto a la vejez. Sigo imaginandome al lado de T, pero irremediablemente, uno de los dos fallecerá antes que el otro, y entonces ... ¿entonces que? Mi idea, (y la de T también) es que mientras podamos mantenernos solos seguiremos en casa, y después, quizá nos ayudaremos de una persona que nos pueda atender. Pero, lo del otro día me llevó de bruces a la realidad y a la soledad que se debe sentir. No era yo la que estaba en aquella habitación y sin embargo, sentí esa soledad y esa impotencia como si lo viviera en carnes propias.

Me dejó desvelada y pensativa para el resto de la mañana de domingo. Me pregunté cómo sería esa etapa de mi vida, y preocupada en cómo afrontar eso. Otra opción sería una residencia pero se oyen tantas cosas que da un poco de miedo verse impedida e impotente ante la edad y tampoco tener a que familia recurrir si se produjera algo que no debiera pasar en ninguno de estos sitios.Siempre he pensado que cuando se escuchan historias sobre situaciones vejatorias con los ancianos que se producen alguna vez en algunas residencias, los familiares son los únicos que pueden darse cuenta de cómo están sus mayores. Pero claro, si yo cuando llegue a esas edades no tengo familiares (por no tener descendencia), ¿con qué recursos contaría?

Todas estas cuestiones rondaban mi cabeza el domingo, y aunque no quiero ser ceniza, lo cierto es que me ha dejado una cierta desazón en el alma. También influye que no conocí a mis abuelos, así que no tengo una idea definida sobre lo que veo la solución ideal. Mis padres fallecieron demasiado jóvenes, así que tampoco he tenido ni voy a tener que solucionar ese tema por ellos. No se, todas estas circunstancias me producen cierta inseguridad.

No se si es que debo empezar a preocuparme de hacerme a la de YA un buen plan de pensiones o es que estoy a punto de tirarme haciendo puenting hacia el abismo de los 40, antes de llegar a ellos (me quedan unos meses aún). Pero alguna solución habrá que darle al tema.  

Y vosotros, ¿cómo os imagináis vuestra vejez?

P.D: Hoy han colgado un cartel en mi casa, comunicando el fallecimiento de mi vecina. D.E.P

miércoles, 11 de abril de 2012

Historias perrunas: Trastadas,paseos y champu de fresa


Así es como me encontré una zapatilla vieja que había por casa. Cuando entré en el salón, me lo encontré lleno de trozos de goma y al perro tan pancho. La zapatilla estaba seca, no había rastro ya de sus babas, así que a saber a que hora había estado divirtiéndose con la zapatilla. Le eché la bronca. Le lleve al sitio donde estaba y le regañé, el agachó la cabeza, y me miraba con cara de "Jooo, lo sientoooo", pero tampoco pude hacer gran cosa, porque a los perros hay que regañarles en el momento, si no, no saben porque les estas regañando y no aprenden, y como no le pille al momento, pues hice un mero intento de bronca testimonial, más que otra cosa, sabiendo que de esa bronca, no iba a aprender mucho.

Menos mal que le dio por esa zapatilla. La verdad es que no me gustaba nada, jajaja (me la regaló mi suegra, jajaja) y andaba por casa. Y claro, a Unai le gusta demasiado la goma. ¿Porqué le gustará a un perro la gomaespuma? Es que los zapatos no los suele tocar, ni siquiera las zapatillas de deporte, que tienen suela de goma, pero es pillar algo tipo gomaespuma, y a la que puede se la carga, le encanta mordisquearla y esparcir los trocitos, menos mal que al menos no se los come, jajaja.

El verano pasado le pegó un bocado a una alfombrilla de esas de fitness de mi cuñado, jajaja. No nos dimos cuenta ni cuando lo hizo, y al cabo de unos días mi cuñado me contó que su alfombra tenía las marcas de un bocado de Unai. ¡Qué tío, encima es sigiloso, porque no nos enteramos ninguno!

Al menos tengo que decir que no es demasiado trasto. Hace alguna de estas, pero muy de vez en cuando, así que aún debo estar agradecida, para las cosas que me han contado que suelen hacer los cachorros. Este ya es oficialmente adulto, pero sigue haciendo trastadas de vez en cuando.

La Semana Santa ha transcurrido entre procesiones, salidas, cenas y comidas con amigos, paseos por la playa y descanso. Me ha venido muy bien estar unos días desconectada de todo. Necesitaba estar unos días con la mente desocupada, solo pendiente del ocio o de ver que nos apetecía hacer. Aun así no hemos parado, la agenda estaba repleta de planes, y hemos disfrutado como indios.

Unai también se lo ha pasado pipa, y yo he aprendido que es bastante más obediente de lo que pudiera parecerme, jajaja. T dice que no le doy oportunidad de demostrarlo, jajaja. Nos fuimos a dar un paseo por unas dunas de una playa, y nunca lo habíamos soltado en un sitio tan al aire libre, sin vallas que acotaran el recinto. Bueno, sí. Hace unos meses lo soltamos en un parque inmenso y lo primero que hizo fue ponerse a correr (y nosotros detrás jajaja) hasta que llegó a un lago artificial, ¡y se metió dentro! Se puso perdido, así que la experiencia no había sido como para volver a dejarlo suelto, jajaja.

Bueno, pues el otro día estuvimos por las dunas. Lo peor que podía pasar era que se fuera corriendo a la playa y se bañara, así que decidimos soltarlo. Se lo pasó como un gorrino en un charco, corría, pero se paraba a esperarnos en nuestro paseo a una distancia prudencial. Y lo mejor es que cuando le llamábamos venía y nos obedecía. Esto no lo habíamos practicado mucho con el, con una distancia tan grande, porque cuando practicas esto, lo haces con una cuerda o una correa muy larga, pero no suelto. Así que ha sido muy agradable comprobar que el perro hace más caso del que yo creía a la orden de "Ven". Claro que si eso mismo hubiera ocurrido con una perra en celo de por medio, ya os digo yo que ni "ven" ni "van", me ha salido un macho, muy macho.

Estuvo corriendo por las dunas, saltando, y hasta haciendo agujeros en la arena. Por supuesto, después de hacer el agujero, se reboza literalmente en la arena haciendo la croqueta, así que os podéis imaginar como acabó. Os pongo una foto para que veáis la de arena que se comió el tío.




Después tocó baño, claro, y he encontrado un champú y una colonia que huele a fresa. Pero a fresa, fresa, es una pasada lo bien que huele. Y a Unai también le gusta porque no paraba de lamerse el jabón mientras le bañábamos, jajaja.

Una vez limpito y esponjoso (que parece la pantera rosa cuando sale del centrifugado de la lavadora) ya estaba listo para ver a su amiga-futura-novia. Se llama Marta y se lo pasan pipa juntos. Tienen la misma edad, y juegan igual de brutos. Ya hablé en otra entrada sobre ella, así que hoy os pondré una foto de los tortolitos, para que veáis que buena pareja hacen. (Unai es el que está tumbado, y Marta la que está sentada).


¿No os parece que hacen buena pareja?